lunes, 8 de septiembre de 2008

La historia de unas ranas...

Hace un momento estaba escuchando una rola del Tri... "Todo me sale mal..." y recordé que ya la había escuchado también en version grupera...

Y de hecho, si te dicen: -"No nada más lo digo yo. Todos lo notamos: eres un inútil... ". Lo peor que puedes hacer al respecto es creértelo. Como le sucedió a la rana. Cuál? La del libro “Historias que hacen bien” de Daniel Colombo. Una de ellas se titula “Aliento”.

Dice que un grupo de ranas caminaba a saltos por el bosque. De pronto, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. El resto de las ranas se reunió alrededor del pozo. Cuando vieron cuán hondo era, les dijeron gritando a las dos compañeras que se dieran por muertas, que ni se les ocurriera tratar de salir.

Las dos ranas no hicieron caso a los gritos de sus amigas y siguieron intentando con todas sus fuerzas salir fuera del hoyo. Las que estaban fuera insistían en que los esfuerzos serían inútiles.
De pronto, una de ellas creyó que era preferible hacer caso a los consejos de las compañeras: ¿qué sentido tenía seguir saltando?, ¿para qué ese esfuerzo estéril? Tarde o temprano el desenlace fatal se iba a producir. En definitiva, que se rindió, se desplomó y murió. La otra rana no se daba por vencida y continuaba saltando tan fuerte como le era posible: “¿por qué no voy a salir?, ¿por qué no lo voy a intentar una y otra vez? Puede ser que no lo logre, pero yo lo voy a seguir en el empeño”, se decía.
El resto del grupo, al ver lo sucedido con la rana muerta, le gritó a la otra que abandonara aquel martirio inútil y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía sentido seguir luchando. Pero la rana, en un esfuerzo supremo, saltó una vez más y logró salir del hoyo. Y afuera la felicitaron:
- Nos alegra que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos.
La rana no daba señales de entender nada de lo que le decían. Las otras, entonces, le hicieron gestos para que explicase lo que sucedía. La rana les explicó entonces que era sorda y que, aunque no había podido escuchar lo que le decían, había pensado que la estaban animando a esforzarse más y más para poder salir. Y que por ello les daba las gracias. Sus gritos de aliento la habían salvado.

Al final tenemos la opción de decidir qué oir. Habías escuchado el dicho: "A palabras necias, oídos sordos"?

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